El blog de Botellas a la mar

   San Severo, Obispo de Barcelona, mártir (+303)

  Somos responsables de la supervivencia de las generaciones futuras,  del hambre y la desnudez de nuestro tiempo, estando comprometidos con Dios sobre todo, con los hombres  y con la historia; de nuestra contribución a la justicia y al bienestar de los pobres. Es de tontos, ciegos e irresponsables vivir para acumular, poseyendo lo que no vamos a necesitar, sabiendo que estamos de paso y se   nos va pedir cuentas. Todo en la vida es una opción que hay que llevar a cabo con responsabilidad, claridad de mente –discernimiento- y conciencia.  Eligiendo conforme a la ética, la moral, y los cristianos acorde al Evangelio. El Señor llama a la prudencia en todas las cosas materiales,  para que no caigamos en la codicia,  y nos acostumbremos  a vivir en sobriedad para que todos vivamos con dignidad; lo que yo tengo de más, a otros les faltan. Siendo yo la causa de su pobreza. Los bienes materiales son para cubrir las necesidades diarias sin acumular lo que no vamos a necesitar, no podemos vivir para ellos teniéndolos en el corazón. En el corazón no hay más cabida que para Dios.  ("Mirad los pájaros del campo ellos no tejen ni hilan…")   

  Al encuentro con Dios tenemos que ir descalzos, desnudos de todo para adherirnos y vestirnos de Él, para hacernos   como el Señor, imitándolo  en los actos cotidianos de cada día, conociéndolo por medio del trato, en su forma de pensar y  actuar, amándolo como el único tesoro de nuestra existencia. ¡Quien como Dios! Nada por encima  ni por debajo de Él, esto nos llevará a amar  sin egoísmo, con limpieza de mente y corazón, de manera perfecta. Sólo se es persona íntegra plenamente capacitada para amar desde Dios, si somos ricos en amor de Dios. No tendremos cabida para ninguna otra cosa y en el mundo daremos de nuestra única riqueza ¡Amor y más amor! Amar siempre de palabras y de obras.

  Las exigencias de Jesús suenan tremendas, no comprendiéndose sino es desde el amor, desde Jesús mismo, que es quién nos conecta con la Trinidad, fuente de sabiduría y amor. En Dios todo es a lo divino, al revés de cómo lo entendemos los humanos; es ser alimentados a lo divino, conectados al sentido de lo divino.  Es  donde los cansados y agobiados descansan aprendiendo a ser mansos y humildes, a no ser ni poseer nada más que amor, a no tener el corazón apegado a las cosas de este mundo, sino libres para descargar amor y más amor. El amor de Dios mismo, no siendo ni viviendo utopías sino la realidad  del Señor  con nosotros.

   La respuesta a Dios,  tienen que ser una entrega total y completa, sin miedos porque es seguro que con Dios al lado saldremos ganando, siendo siempre su carga suave y su yugo llevadero ¡Su Amor! ¡El amor no pesa, arde y nos hace volar!

                                                                             ¡Sí, a la vida!