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22 marzo 2014 6 22 /03 /marzo /2014 22:06

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  Beatos carmelitas, mártires en Montoro, cuatro de ellos, y seis, en Hinojosa del Duque -Córdoba –Andalucía, España.

  Mártires en la guerra civil, fueron beatificados el 27 de Octubre de 2013 por el papa Francisco.

  Menciono hoy estos 10 mártires por dos motivos, primero, por haber sido asesinados en una guerra –qué como todas las demás no tuvieron, ni tienen, sentido de ser- junto con otras muchas personas que abominablemente murieron en un bando y en otro, por las ideas y el mal hacer de los políticos. Aún hoy, después de tanto tiempo, de tanto sufrimiento para todos, están empeñados en continuar escarbando, no dejando vencer la paz, para aunar y edificar todos juntos un Pueblo sin odios, ni rencores. ¡Qué ningún cristiano muera por las ideas de ninguna política, sino por Jesucristo, como estos diez mártires. Así sea.

  Segundo, me cae muy bien el Carmelo, su espiritualidad, sus grandes místicos santos, entre ellos; Santa Teresa, San Juan de la Cruz, Sor Isabel de a Trinidad, Santa Teresita del Niño Jesús… doliéndome las tres ramas de clausuras que hay: Calzadas, Descalzas y las de la Madre Maravilla, todas compuesta por personas consagradas con un mismo espíritu, entregadas al servicio de Dios ¡Ojala! Qué la gran crisis de vocaciones los llevara a entenderse, uniéndose en una sola congregación en torno al Señor.

  Además de leer sus santos, de una manera u otra, siempre he tenido relaciones con los carmelitas, o con situaciones alrededor de Ellos. Algo muy curioso que viví fue a la venta de mi pequeña casa en medio de un “cercao”. Apareció un grupo de agentes inmobiliarios con un joven que quería comprarla. De esta manera conocí a Pepe.

  A primera vista se veía que el muchacho no estaba bien, tenía intención de comprar para con un compañero que había estado de novicio en un Carmelo, crear una nueva Orden de Carmelitas. Compraron y se instalaron, de inmediato, los vimos por los pueblos vestidos con hábitos y viviendo de la manera más original, comprando animales, campos, coche, campana… con un sinfín de incomprensibles acciones, en nada reconocía ya la que había sido mi casa; José, mal gastó la herencia de sus padres sin pies ni cabeza. Se les veían sucios, con golpes, ya que se peleaban y pegaban a matar, lo mismo organizaban una procesión que colgaban un letrero a la entrada del campo ofreciendo el Tarot ¡De lástima! Todos estábamos desconcertados y que decir del asombro y de la impotencia del clero...la procesión fue de lo más original, anunciaron por medios de carteles los actos que tendrían con motivo de la fiesta de la Virgen del Carmen, los cuales, terminarían con la solemne procesión de la Virgen; habían contratado a un tamborilero, éste, se presentó a la hora acordada acompañado por su señora, vestida para la ocasión pese al pesado calor del más riguroso de los veranos, apareció enfundada en un traje de gitana. Cuando llegaron, se quedaron atónitos al ver el cuadro; el Paso lo habían montado sobre la mesa de la cocina, donde pusieron una especie de muñeca bien adornada, los dos muchachos vestidos de frailes, uno delante y el otro detrás, tiraban y empujaban la mesa, a través del muy polvoriento camino, recorriendo todo el polígono. Era digno de verlos en pleno Julio, el tambor tocando a todo gas junto con la flauta abriendo la marcha y cerrando el cortejo la señora, con su traje de flamenca ¡De alucine! De todas la naves salían ojos desorbitados ante tal espectáculo. En otra ocasión, en una tienda de lápidas mortuorias, robaron una imagen y lo denunciaron; lo más gordo fue que se acercaron un día a comulgar y robaron el Santísimo, una señora se dio cuenta y el anciano y enclenque cura, al enterarse, se volvió de momento en un joven de lo más fuertes, arrancándole al Señor en un “pis pas”. Al final, con pena mía se marcharon, mal vendiendo y abandonándolo todo, ¡El pobre burro aún no ha aparecido! Les comía la prisa por irse porque Juan, se había metido en una banda de música y tenía que ensayar. No puedo olvidarme de ellos.

  Estos días estoy leyendo “Una vida con sabor a Evangelio” es la vida de Juan XXIII, ¡Cuánto me está enseñando de humildad y sencillez! Si no la habéis leído os invito a ello, os gustará. Bendiciones y feliz día del Señor.

                                                                                                     ¡Sí, a la vida!

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