El blog de Botellas a la mar

                                                                                                                                                                            
  Santos Mozárabes -711 –1492. Cristianos que vivían junto con los musulmanes, muriendo mártires, sin ejercer la violencia fiel a su fe.

  Ana de San Bartolomé. Beata, carmelita descalza. De familia humilde, entró de lega en la primera fundación de Santa Teresa, siendo analfabeta pasó a ser secretaria de la Santa, a la muerte de ésta marchó a Francia, dónde fundó varios monasterios. Aprendió a escribir dejando sus memorias.

  Desde que la Virgen llegó desde su ermita traída por sus hijos, a tiempo para celebrar la solemne novena en su honor, se respira fiesta. Hoy, doce niños del pueblo ante su Imagen han hecho su primera comunión, de la mano de sus madres que han sido esforzadas y constantes catequistas, hasta llevarlos al el banquete Eucarístico.

  Mañana se celebrará la función y por la tarde saldrá el paso de la Madre en procesión, acompañada, arropada por los fervorosos y emocionados feligreses. Así año tras año.

  La Esposa del Espíritu Santo tiene un no sé qué, que atrae, enamora, llama y reclama, cobija y protege, siendo capaz de reunir alrededor de Ella a sus hijos dispersos. Algunas personas critican esta realidad que a mí me encanta porque es la prueba de que a María se la siente Madre. Me admira ver cómo gentes que en todo el año no pasan por la Iglesia -exceptuando alguna misa de difunto- ante la venida de la Virgen no faltan a la cita. Es seguro que Ella obra en los corazones de todos, llevándonos hasta el Señor, no seamos obstáculo de la Gracia para los que se acercan al Templo por los motivos que sean, al contrario, no obscurezcamos la Resurrección de Cristo con nuestras malas aptitudes que nuestro comportamiento sea el testimonio vivo consecuente de nuestra nuestra creencia; igual Pablo y Juan demos testimonio con fuerza del que vive para siempre.

  Como a Pedro el Señor nos dice: “¿A ti qué? Tú sígueme”.

                                                                 ¡Sí, a la vida!