Pasaron las grandes Fiestas en las que he estado sin Internet, estoy tan acostumbrada a esto, que no me molesta cuando no me puedo conectar a la red ¡Paciencia!
Han sido unas Navidades preciosas en el transcurrir de los días, aunque no ha faltado de nada, pero el sabor de lo bueno nubla las contrariedades vividas.
Ha surgido una desconfianza de una hermana hacia mí, por un comentario sin importancia que le hice a otra, -hace dos años y medios- a la semana siguiente, al volverla a ver, me estaba esperando acompañada por esta persona, a la que quiero y respeto de manera especial, pidieron hablar conmigo y ante mi asombro y espasmo me dieron una tesis sobre algo que no tenía ni pies ni cabeza, sin sentido alguno. No hice comentarios, cuando acabaron, simplemente les di las gracias, Me marché sabiendo que la cosa era delicada que no se quedaría ahí, y… ¡Así ha sido, estalló!
Estoy consternada, pese a que no me ha cogido de improviso, lo esperaba. La falsa cuestión es imposible de demostrar y hacer ver la verdad, ya que es cosa de conciencia y no tienen porqué confiar ni creer en mí, si tienen temor de que les pueda desbaratar el chiringuito. Mi grupo de oración me encanta, me gustan tanto que los admiro, sé que obran de buena fe ¿Qué hacer? El evangelio de hoy me lo dice claramente “amar como Dios ama” No estoy entre ellos para hacer oposiciones, escalar puestos, o demostrar algo, al contrario; faltaban en mi vida y el Señor nos ha unido en Él, por lo que le estoy agradecida. Lo que entiendan, crean, o interpreten lo deposito en el corazón de Jesús, y en Él mismo las amo yo ¡Mis hermanas queridas!
Señor, te necesito para amar con tu mismo amor, tu eres mi confianza en ti me abandono, sin miedos porque sólo Tú eres mi sosiego, el que me da la calma y la seguridad.
¡Emborráchame con tu amor!
¡Sí, a la vida!
