El blog de Botellas a la mar

  Mi amiga Paca que está más loca que yo, me ha pelado de tal manera que con toda brutalidad, me ha hecho tomar conciencia de lo fea que soy. Lo juro, no sabía que era tan fea, no sé a qué hora salir para que haya menos gente, evitando las caras raras y los comentarios.

   Añadido a esto, supuestamente, hoy empiezo mis vacaciones, como no tengo un céntimo. No viajo, como vivo en el mismo Centro de trabajo pues… ¡Continúo trabajando!

  Mis cuatro Centros que ha costado llevarlos a cabo muchos esfuerzos y sufrimiento, se desboronan, no se mantienen, se caen, están descapitalizados. Vamos a “trancas y barrancas” como buenamente podemos.

  La construcción de mi casa lleva meses parada porque el poco dinero que tenía lo he gastado en pagar nóminas y S.S.

  No dispongo de coche, ni móvil, ni ahorros.

  Para rematar la locura, mi niña no aprende a hacer pipi en el sitio. Y hoy de comer ¡Chicharos!

  Me paso el día hablando de pelos, trabajo, dinero, pipi…

  El panorama es terrible, tremendo, nefasto. ¿Qué hacer? ¡Lo tengo clarísimo! Ponerme a la sombra del Transfigurado. Como El siempre está en las alturas, me obliga a tener la cabeza hacia arriba, me amplia la vista, me hace ver más allá… los montes Sinaí, Moria, Horeb, Tabor, Olivos, Calvario, Ascensión. Montes de Alianzas, de Promesas de Tentación, de Pasión, de Redención de Resurrección, de Gloria. Y la Palabra lo dice claramente de Cristo Rey Supremo –“brillaba su Rostro como el sol y Resplandecía sus vestidos como la luz”- ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo? No necesito luz de sol ni de luna porque me ilumina, me alumbra la Gloria de Dios y mi Lámpara es el Cordero. ¡Alabado sea nuestro Dios!

ti                                                                  ¡Sí, a la vida!