Nuestra Señora de Guadalupe ¡Felicidades a todas la que celebren su Santo, a Méjico y a toda América Latina! Abrazos y bendiciones, que la Virgen os envuelva con su corazón y os proteja siempre.
Hasta hoy no he recuperado mi ordenador que sucumbió de muerte súbita al ser atacado por un batallón de virus.
No sé en el día en el que vivo, me ha sorprendido con alegría la festividad de la Virgen, viniéndome a la memoria Guadalupe, una Señora que conocí hace bastantes años qué como la mayoría de los mortales pasó sin dejar rastro en la historia.
Era señorial, apacible, de rostro agradable y tierno, siempre agarrada a su desgastado bolso. Creo que apareció un domingo después de una llamada telefónica de la policía, llevaba varios días perdidas, la montaron en el autobús, teniéndola que recoger yo en la sierra. Así lo hice.
Cuando se vio en casa se enfureció, con el paso de los días se habituó a su nueva situación, su cabecita no le respondía y le había dado por comprar loterías en cualquier parte de España sin control. El Juez ordenó desalojar el piso de alquiler en el que había vivido sin pagar y allí me vi.
Nunca he visto nada más fantasmagórico que mi vivencia de aquellos días. Al entrar el contador de la luz estaba en el suelo, todo cerrado y a obscuras, para llegar a cualquier dependencia había que trepar por encima de montones de décimos de loterías, revistas y periódicos, que llegaban a la altura del pecho, los muebles amontonados sin orden ni concierto, sin cama donde poder dormir, ni hornilla para guisar, para calentar algo quemaba papeles, el frigorífico vacio de alimentos, sólo contenía cajitas y en su interior envueltos en trapos tortugas muertas. Al cuarto de baño imposible entrar, tuvimos que poner un camión bajo el balcón para desalojar y tirar. Hicimos el trabajo acongojados, si ver el fin.
Guadalupe pasó con nosotros sus últimos años. Se había casado en su juventud con un perito de minas, marchándose a Estados Unidos donde habían vivido muy bien hasta su jubilación. Volvieron a España instalándose en la sierra. ¡Bueno, instalándose! No habían ni colocado los muebles, el marido murió y ella se demenció en soledad, rodeada de lo que había sido su vida, que pudimos reconstruir por las fotografías de la que había sido su casa, sus gatos, su trabajo, etc.
Una triste tarde, acompañada por una o dos personas la acompañe en su último trayecto en esta tierra, la que fue engendrada y con casi toda seguridad muy querida, la que amó en su juventud, teniendo deseos, ilusiones, pesares… ¡Una vida como todo mortal! Pasó sin dejar ningún rastro, ni huella. ¡Cuando su historia es preciosa! Porque la mano del Señor la hizo, el Santo de Israel la creó, siendo querida, amada, guardada, acompañada, protegida por Dios. Por ella se encarnó, murió y resucitó. Para ser su Redentor.
Me asusta pasar por la vida de montones de personas, todas ellas obras de Dios, amadas y queridas por Él, sin ser conscientes de ello, de no quererlas como lo que son. ¡Hijos de mi mismo Padre!
Qué la Virgen me dé su corazón para amar como Ella lo hace. Así sea.
¡Sí, a la vida!
