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16 noviembre 2013 6 16 /11 /noviembre /2013 20:17

                                                                                                 SAINT MARTIN DE BROMES bueno[1]
  SANTA Margarita, Patrona de Escocia.” Margarita” nombre latino “aquella que es una perla” o “aquella de belleza no común” hija de príncipes, emparentada con San Eduardo el “Confesor” y San Esteban rey de Hungría. Nació en Hungría por estar su padre desterrado allí, desposada con el rey de Escocia, tuvo ocho hijos, vivió de manera ejemplar como madre y reina, fomentó la vida religiosa, la educación y la cultura Murió en Edimburgo en 1093.

  En Cristo fueron creadas todas las cosas, en el principio existía la Palabra y la Palabra era Dios, el Padre ha pronunciado una sola Palabra, su Hijo nuestro Señor Jesucristo, que interviene en nombre del Padre en el mundo, a través de su Palabra. Jesús por medio del evangelio nos enseña todo lo concerniente para vivir en Dios, -alimentados en Dios- por Dios, -hacia los hermanos- y para Dios, para los hermanos. Siempre “en y con” el Maestro que es el Camino la Verdad y la Vida y para los cristianos no hay otros senderos, atajos, carreteras, vías o autopistas, nada vale que no sea el Resucitado ¡Jesucristo! Nuestra Verdad que nos da Vida y es el Camino al Padre. El Hijo de Dios y de María Virgen es nuestra alegría y felicidad, en El, encontramos todo lo que necesitamos aquí en la tierra de camino hacia el Cielo.

  En Lucas 18, 1-8 Jesús mismo con sus palabras nos invita a orar sin desfallecer diciéndonos que nos será dado.

  Orar es simple y sencillo si nos aficionamos, es una comunicación o diálogo con Dios Padre, a través de Jesús y con Jesús, estando convencidos de su presencia, sabiendo que somos escuchados. Orar siempre con abandono, con el corazón abierto, en desnudez de alma, sin cansancio, con insistencia y constancia, con confianza sin miedos, a tiempo y a destiempo. Orar siempre es estar colgados de los brazos del Padre.

  He encontrado de casualidad en Catholic nef la definición de la oración que hacen cuatro grandes santos que la definen de manera preciosa.

  Sta. Teresa de Lisieux. “Para mí la oración es un lanzamiento al corazón, una simple mirada al cielo, un grito de gratitud y de amor en la prueba como en el gozo”.

  Sta. Teresa de Jesús: “la oración no es otra cosa que un acto de amor, una relación de amor y de amistad, un frecuente entretenimiento a solas con Aquel que sabemos que nos ama”.

  San Juan Damasceno: “elevatio mentis in Deum. Una elevación de la mente a Dios”.

  Santo Tomás de Aquino: “La elevación de la mente a Dios para alabarlo y pedirle cosas que nos lleven a la vida eterna”.

Algunas formas de orar que dan los muy entendidos en vida espiritual:

Oración oral, recitación del Padre nuestro, avemaría…

De meditación. Búsqueda para comprender el por qué y el cómo para responder al Señor.

De adoración, contemplar la Eucaristía o algún otro misterio, rebosante de admiración, vibrando de amor.

De exaltación. El magnifica es un cántico y oración a la vez...

De Petición,  pedir la sanación del alma, corazón o físicamente…

De liberación. Para quitar o sacar algún pecado, vicio, complejos… que nos ata.

De acción de gracias, dar las gracias a Dios por su grandeza, por su bondad, por su amor, por todo lo que nos da…

De meditación, sobre textos bíblicos, conferencias…

De contemplación, Contemplar con los ojos del alma y gustando con el corazón.

De intercesión, interceder, por las necesidades de los hermanos del mundo, por Filipina…

De ofrecimiento, ofrecer el trabajo del día, los vencimientos y esfuerzos por corresponder a la gracia, ofrecernos con todo lo nuestro…

De conversión, cuando hay arrepentimiento, con intención de esforzándonos en corregirnos y vivir conforme a la ley del Señor.

De alabanza, proclamar y cantar la Grandeza, el Poder, la Sabiduría y todo lo maravilloso que es Dios.

 

De litúrgica, ofrecer cada momento de la jornada.

Tener hábito de oración como el comer o dormir porque mal podemos intimar con el Señor sin estar con Él.

Oraemos siempre con el corazón y con todo nuestro ser.

                                      

                                                                              Bebe%20(155)[1] ¡Sí, a la vida!                                                           

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